El wampo hallado en el lago Lanalhue, a los pies de la cordillera de Nahuelbuta, ha permanecido en el Museo tras un proceso de conservación que se inicia en 1996 y que se extiende hasta el 2001. A partir de 2007 fue incorporado de forma permanente a la sala Nometulavken, ligada a la religiosidad mapuche, a la navegación y a la relación de los mapuche con Isla Mocha.
El wampo tiene una doble significación: el territorio lavkenche lo ha relevado como medio de transporte (entre otros usos prácticos/cotidianos) y como urna funeraria. De esta manera el wampo representa el "viaje de búsqueda" (interpretación en español de Nometulavken) para vivos y muertos.
Desde la reinauguración del Museo (junio 2010), el wampo ha recibido innumerables visitas por parte de delegaciones estudiantiles, público general y comunidades mapuche del territorio lavkenche. Según la experiencia de la mediadora y encargada del área educativa del Museo, Rosa Huenchulaf Cayuqueo, son las delegaciones estudiantiles quienes menos conocen acerca de la navegación mapuche.
El año 2016, tras una revisión participativa con representantes del territorio mapuche local, se identificó el wampo como un elemento central para revitalizar la memoria local, ya que de él se desprenden prácticas y saberes que parecen haber estado "hundidas" en el tiempo. Entre éstas, se sugiere profundizar en aspectos ceremoniales (funerarios) o la existencia de otras embarcaciones (balsas), por ejemplo.