Los lavkenche se distinguen por habitar territorios costeros o próximos a ríos o lagos. Su relación con los cuerpos de agua se manifiesta en una serie de prácticas culturales basadas en el aprovechamiento de los recursos que se desarrollan en esos ecosistemas, con fines alimentarios, medicinales y agroecológicos. Por lo mismo, desde tiempos ancestrales han mantenido una estrecha relación con las ballenas, que se observa tanto en el plano simbólico -en los relatos orales, por ejemplo- como en el material.
Con respecto a este último aspecto, al sur de la isla Mocha se han encontrado restos arqueológicos de artefactos como palas o cuñas fabricados en huesos de dicho animal, y Alonso de Ovalle confirma que la confección de objetos a base de este material continuó en tiempos históricos. No se cuenta, sin embargo, con evidencia de que los lavkenche hayan practicado la caza de ballenas, lo que sugiere que se procuraban el material óseo solo cuando estas varaban. La utilización de artefactos confeccionados en hueso de ballena persiste hasta el día de hoy entre la población mapuche, corroborando que se trata de una práctica tradicional.
Donde el wixal y el lavken se encuentran
Uno de estos artefactos es el gvrewe, instrumento utilizado en la textilería mapuche para apretar los hilos del tejido. Se trata de un objeto plano, largo y fusiforme, cuyo tamaño oscila entre los 30 y los 70 cm de largo, dependiendo de su función específica dentro del proceso de confección. Aunque históricamente se han fabricado de madera o de hueso, los apuntes de Tomás Guevara sugieren que para principios del siglo XX estos últimos ya eran sumamente escasos, acaso por la dificultad de acceder a la materia prima. Esta condición transformó los gvrewe de hueso de ballena en objetos sumamente particulares, que las gvrekafe ('tejedoras') solo pueden obtener por herencia o xafkintu ('intercambio').
Entre los lavkenche, todas las mujeres aprendían a tejer en el wixal ('telar') desde muy temprana edad. Las encargadas de transmitir este conocimiento eran las abuelas, madres, tías u otras parientes cercanas, lo cual generaba un espacio de traspaso del kimvn ('conocimiento') mapuche que se proyecta en la especialización técnica de las tejedoras. En lo que respecta al gvrewe, su uso requiere no solo de destreza manual, sino también de una comprensión de las características físicas del artefacto, cuya eficacia parece estar directamente relacionada con su peso; esto explica la preferencia de las tejedoras por el gvrewe de hueso, que además de facilitar la labor de la tejedora, produce piezas de mejor factura que el de madera.
Más allá de sus cualidades tecnológicas, la valoración de este utensilio por parte de las tejedoras radica, sobre todo, en la carga histórica y cultural que condensa. Al ser transmitido entre las tejedoras a través de las relaciones de parentesco o amistad, el gvrewe se vuelve portador de una memoria oral que las mujeres lavkenche anhelan mantener viva al interior de su comunidad.
Agricultura y medicina
Pero los usos del hueso de ballena en la cultura lavkenche no se limitan a la actividad textil. También era empleado por la gente del mar para proteger sus siembras de las heladas repentinas que afectaban los campos y como lawen ('remedio') para ayudar a las mujeres embarazadas con síntomas de pérdida, entre otros usos terapéuticos y rituales.
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